Bienvenido a Bordo
Recuperación de una especie
Las ballenas de Rio Negro (PRIMERA PARTE)
Hilda Suárez y
Alejandro Balbiano
La
población de la Ballena Franca Austral está en aumento. Para observar si se
recuperan sus antiguas zonas de migración recorrimos las costas de Río Negro y
navegamos desde San Antonio Oeste hasta Península Valdés.
Para alegría de todos, ya regresaron.
Península
Valdés es el área de reproducción y cría de la Ballena Franca Austral. Todos
los años, entre mayo y diciembre, regresan allí para tener sus crías los
ballenatos. Dan así comienzo a la próxima generación entre tumultuosos y
promiscuos grupos de cópula, formados por una hembra y varios machos.
Vienen de regiones todavía desconocidas por los investigadores, donde se
alimentan, probablemente desde los alrededores de las Georgias del Sur y otras
islas subantárticas. Viajan más de 1.400 millas y llegan hasta los 20º de
latitud sur. En las costas del Estado de Santa Catarina, en Brasil, se ven desde
hace algunos años unas 40 hembras con cría. En el reino animal, el
comportamiento de retornar al mismo sitio a lo largo de las generaciones se
conoce como "fidelidad al lugar", y abarca no sólo el área de
nacimientos y relaciones amorosas, sino también las rutas migratorias.
Si a las medidas de protección nacionales e internacionales sumamos la
existencia de un turismo ecológico responsable, no es raro que la población de
la Ballena Franca Austral se haya recuperado. De los 400 animales que la
constituían en 1970 pasó a más de 2.500 en la actualidad, con un crecimiento
del 7% anual.
Teniendo en cuenta estos datos y otros que detallaremos más adelante, iniciamos
un recorrido durante los meses de julio y agosto por el frente costero de la
provincia de Río Negro, incluidas las aguas del Golfo San Matías, en la
Península Valdés, Chubut.
LOS
PRIMEROS ENCUENTROS
Buzos deportivos y personal de la Prefectura (ver recuadro), nos comentaron que
el número de ballenas en la zona había aumentado. Cada año que transcurría
advertían una mayor presencia.
Queríamos
verlo con nuestros propios ojos. Para realizar este tipo de investigación en
zonas nuevas era necesario contar con apoyo local, buenas embarcaciones con
gente experta para navegar el sector y, sobre todo, una gran predisposición.
Todo lo encontramos en Cota Cero, Las Grutas. La verdadera convicción de
conservar la Naturaleza genera esta suma de voluntades. Todos aportan la
información necesaria para desarrollar actividades de manera responsable.
Sabíamos además, que el año pasado habían varado 5 ballenas en la zona, 3 de
ellas rescatadas con éxito. Donde hay varamientos, con seguridad existen más
ballenas nadando cerca de la costa. Estuvimos en la región cinco días,
navegamos dos de ellos intensamente, realizamos avistajes desde la costa y
recorridos por playas aledañas. Los resultados fueron más que alentadores.
Para verlas de cerca hay que embarcarse. Nos acompañó el instructor Claudio
Barbieri, buzo y conocedor de las cálidas y transparentes aguas. Comenzamos a
navegar con la marea en creciente y el mar calmo. A los pocos minutos
localizamos el típico surtidor o soplido en forma de V de las ballenas francas.
Encontramos cuatro, en apariencia una hembra adulta y tres pequeñas. ¿Serían
machos intentando copularla? No estaban atentas a nuestra cercanía ni se
mostraron curiosas. Más bien estaban concentradas en sus actividades y
realizaban apneas prolongadas, desapareciendo de nuestra vista por lapsos de 5 a
10 minutos. Se desplazaban juntas a buena velocidad. No se manifestaban molestas
por nuestra presencia, pero tampoco atraídas. Luego observamos otro surtidor.
Se trataba de un grupo de 3 animales, con un comportamiento similar al anterior.
Luego, desde los acantilados de la costa, seguimos viendo ballenas soplando en
el horizonte durante toda la tarde.
Al día siguiente salimos nuevamente. La visibilidad del agua no era buena.
Luego de cruzar la rompiente encontramos cetáceos a 400 metros de la costa.
Nadaban en dirección a San Antonio Oeste y Este. En estos dos días los
comportamientos no fueron esquivos sino más bien indiferentes.
El tercer día de observación el mar no se hallaba apto para navegar y nos
dirigimos, por el camino de la costa, hacia playa de Orengo. Al llegar vimos un
par de surtidores. Estábamos a 50 kilómetros de Las Grutas, dentro del Golfo
San Matías, fuera del fondo de la Bahía de San Antonio Oeste. Todos los días
vimos ballenas cercanas a la costa, por lo menos en marea alta.
Vale la pena un comentario. Los capitanes de las embarcaciones manejaron muy
bien los acercamientos a los cetáceos. Nunca se los acosó. Con prudencia se
aguardó su aproximación hacía nosotros para observar su conducta natural y no
un "espectáculo". Se mantuvieron a una distancia de 50 metros. En
esta zona no encontramos hembras con crías, por lo cual no hubo problemas con
ballenatos curiosos.
El entusiasmo de la tripulación -buzos, fotógrafos de la zona y biólogos- fue
maravilloso. Al regresar, la gente preguntaba sobre guías que aseguraran
avistamientos de ballenas. Pensamos enseguida que si esto se maneja
adecuadamente será el comienzo de una actividad promisoria en la región.
Las ballenas están allí y seguirán estando. Será mejor que nos acostumbremos
a vivir con ellas. Como seguramente algo sucederá al respecto, resulta prudente
organizarlo y reglamentarlo cuanto antes para que se haga en forma responsable y
respetuosa. Se requerirá el consenso y el trabajo de las autoridades
provinciales, grupos de investigadores, operadores y la comunidad en general,
para manejar correctamente los intereses de todos desde el principio,
especialmente el de los cetáceos, como se ha hecho en Puerto Pirámides.
Mantener las cosas buenas y corregir las malas será el desafío que deberá
enfrentar la zona.
NO
SOLO BALLENAS
En esta época Las Grutas es un sitio ideal para sumar el avistaje de aves
-gaviotas, ostreros- que encuentran su alimento en las costas rocosas. En el
balneario se concentran miles de aves migratorias como chorlitos y playeros,
razón por lo que ha sido propuesto internacionalmente como Reserva de
Humedales. En sus vuelos desde y hacia América del Norte, con escalas en
Brasil, San Antonio Oeste y Tierra del Fuego, encuentran el ámbito propicio y
fundamental para la crianza de los pichones, el descanso y la alimentación.
También es posible ver otros cetáceos, en especial el delfin nariz de botella
y el oscuro. Siempre que nos embarcamos encontramos delfines alimentándose,
grupos de 15 a 20 ejemplares de los nariz de botella y cantidades inimaginables
de los oscuros, junto a gaviotas, pingüinos y lobos marinos, en verdaderos
festines de anchoítas y boquerones. Desde la orilla muchas veces puede
apreciarse el espectáculo.
Es un lugar privilegiado de la costa patagónica todo al alcance del ecoturista.
Depende de nuestra responsabilidad ser leales custodios de su conservación para
seguir disfrutando nosotros y las futuras generaciones.
Río Negro carece de una legislación sobre avistaje turístico de ballenas.
Quizá sabiendo que están allí y que cada año serán más, se inicie una
actividad turística responsable con la consiguiente multiplicación de
alternativas laborales, responsable a la vez de conservar un recurso tan frágil
y delicado como son estos gigantes gentiles y su medio ambiente marino.
La reglamentación deberá alcanzar a los proyectos de cultivo de mejillones y
ostras, en cuyas sogas podrían enredarse las ballenas, así como las
actividades subacuáticas y el tráfico comercial de buques en San Antonio Este,
el puerto de aguas profundas de nuestra Patagonia.
El hombre ha interactuado con las ballenas durante muchos años. Es más, se ha
servido de ellas para aprovechar su aceite, carne y barbas. Es hora de saber que
esta relación puede ser más benéfica para ambas especies, si mantenemos el
equilibrio de nuestros contactos. Regulando las zonas de pesca y cultivo y las
rutas de navegación, la convivencia es posible. Pero para eso debemos saber
más sobre qué hacen las ballenas en esta área y cuáles son sus rutas.
Hace 50 millones de años que viven en los mares del mundo y no los han
contaminado. Han demostrado ser más pacíficas que nosotros y que "no nos
guardan rencor" por las terribles matanzas. Navegar junto a ellas es una
experiencia de vida maravillosa.
Este planeta está para compartirlo y disfrutarlo. Las ballenas lo saben. ¿Lo
sabemos también nosotros?
N
de la R: Agradecemos a Sebastián Leal, Delegado Municipal de Las Grutas, el
apoyo brindado para la producción de esta nota.
Datos útiles
Las Grutas: Se encuentra a 1.130 km de Buenos Aires por RN 3.
Cota Cero Buceo: cotacero@canaldig.com.ar/www.cotacerobuceo.com.ar; Teléfono:
(02920)15629184.
Secretaría de Turismo y Recreación, Balneario Las Grutas:
sao.turismo@canaldig.com.ar /www.balneariolasgrutas.com; Teléfono:
(02934)497468.
Rescate de los cetáceos
En San Antonio Oeste, dentro del Golfo San Matías, ocurren varamientos de
cetáceos, especialmente de ballenas francas. Para devolverlas al mar cuando
sufren estos accidentes, la Subprefectura de zona de la Prefectura Naval
Argentina formó un grupo especial de rescate. BaB entrevistó al prefecto
Roberto Cherey, creador del mismo.
¿Cómo nació la idea de conformar este grupo para colaborar en los varamientos
de cetáceos?
A partir del momento en que me hago cargo de la Subprefectura, a fines de
diciembre de 2000, empiezo a tomar nota de los últimos varamientos registrados
en nuestra jurisdicción y propongo conformar un grupo de personas para resolver
rápidamente este tipo de accidentes. Comenzamos la capacitación teórica y
práctica con la colaboración de Juan Carlos López, de la Fundación Orca de
Puerto Madryn. El 25 de junio hicimos una práctica en Punta Villarino (puerto
de pesca), donde se probó el equipamiento y se determinó el rol de cada uno.
¿Cómo está integrado ese equipamiento?
Contamos con dos botes semirrígidos y una moto de agua, rociadores, motobombas
-indispensables para hidratar al animal varado- baldes, mantas y cintas de
seguridad para demarcar el área. Disponemos también de protección para el
personal que trabaja con los animales: trajes de agua, guantes de látex,
máscaras.
¿Cuánta gente integra actualmente el grupo?
Se trata de un equipo básico de 15 hombres y otros 20 recientemente
capacitados.
¿Cómo informan a la población?
Hacemos campañas de difusión durante las visitas regulares de los alumnos de
los colegios a nuestra unidad y cuando el personal de la Prefectura, concurre a
las escuelas para dar clases didácticas de ecología y sobre las tareas que se
realizan en salvaguarda de estos animales.